Thelonius
Sphere Monk III, el hijo del recordado pianista, ofreció un concierto basado en
los temas de su padre al cumplirse el centenario de su nacimiento. La voz de
Nnenna Freelon, una de las damas del jazz actual, nos hizo sentir escalofríos
de placer en una noche que tuvo otro espacio para otro grande del piano y la
bossa nova: Antonio Carlos Jobim. Su nieto Daniel, junto al guitarrista John
Pizzarelli que recibió el Premio del Festival, elevaron la música del
compositor carioca en una noche para el recuerdo.
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El baterista y líder del sexteto, Thelonius S. Monk III. |
La sexta jornada de esta XX edición de
Jazz San Javier nos colocaba ya en el Ecuador del festival, en otra de esas
noches para grandes aficionados al género y, desde luego, conciertos de los que
crean afición por esta música cuando se tiene la suerte o el acierto de verlos
en el mismo auditorio del Parque Almansa. Sus protagonistas fueron el reputado
baterista Thelonius Sphere Monk (hijo de uno de los creadores de la corriente
“bebop” y excelente compositor y pianista), que llegaba acompañado de una de
las grandes voces femeninas: La de Nnenna Freelon, que hace unos años estuvo a
punto de visitar Jazz San Javier. Esto en la primera parte ya que en la segunda,
se nos preparó otra efemérides, aprovechando que se cumple este año los 50 del primer
disco que grabaron Francis Albert Sinatra y Antonio Carlos Jobim (1967) y los
48 de un segundo, Sinatra-Jobim (1969), para, en cierta manera, certificar la
calidad compositora del músico brasileño y de aquel movimiento musical nacido
en Río de Janeiro llamado “bossa nova” que lograba ser internacional. Para que
su música nos volviera a envolver, su nieto Daniel junto al guitarrista y
cantante norteamericano John Pizzarelli –que recibió el Premio del Festival a
Toda Una Vida en la música- regalaron al auditorio un concierto que trajo a la
memoria de muchos de nosotros (sobre todo, a los que contamos con más edad y
conocimos en aquellos días sendas grabaciones y su repercusión internacional)
recuerdos imborrables que emanaron en esta noche.
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El pianista Theo Hill estuvo a la altura de las exigencias para este homenaje. |
El primogénito del recordado pianista y
compositor Thelonius Monk, Thelonius Sphere Monk, y sexteto llegaban al XX Jazz
San Javier para ofrecer un concierto basado en temas del primero como
celebración del centenario de su nacimiento, acaecido en 1917. Ningún
aficionado iniciado en el jazz puede negar que Monk fue uno de los grandes
improvisadores de esta música –de hecho poseía un estilo único y envidiado para
ello- cuyas composiciones también figuran entre las más importantes del género.
El fenómeno Monk es estudiado en las escuelas de jazz, junto al de otros
nombres de aquel movimiento denominado “bebop”, como lo fueron Dizzy Gillespie,
Charlie Parker, Miles Davis o John Coltraine. Cada uno de ellos tenía su propia
personalidad y Monk destacaba, precisamente, por su facilidad para la
improvisación. Siendo muy pequeño, sus padres se trasladaron a Nueva York y allí
transcurrió casi toda su vida. Con tan sólo seis años recibió clases de piano, pero Thelonius prefirió continuar aprendiendo de algunos pianistas del momento
que, posteriormente en su manera de interpretar, se descubrían las influencias
de éstos en el joven músico.
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La gran Dama del Jazz Nnenna Freelon. |
Pues bien, con parte de las composiciones
de su padre y un absoluto respeto por su figura, el baterista Thelonius Sphere
Monk apareció en el escenario del Parque Almansa con su sexteto conformado por
el trompetista Randall Haywood (que sustituía al anunciado Josh Evans); Willie
Williams en el saxo tenor; Patience Higgins en el saxo alto; el pianista Theo
Hill, que llegó para sustituir a la anunciada Helen Sung; y el contrabajista
Beldon Bullock, que igualmente sustituía a Kenny Davis en el programa oficial.
Con estos músicos, Monk hijo inició el concierto a través de “One by One”, en
la que ya nos situó a todos en el camino por el que iba a transcurrir este homenaje en recuerdo al gran Thelonius Monk.
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El trompetista Randall Haywood, que tuvo una primera intervención gloriosa en la pieza "One by One". |
Inmediatamente, Shpere Monk, por cierto
el III, se dirigió al público para indicar que era un honor estar tocando esa
noche en San Javier; “una ciudad muy bonita que no conocía”, indicó, para
recordar a continuación que este año su padre habría cumplido los 100 años.
Thelonius Sphere Monk destacó que quiso a su progenitor y era fan suyo. “Con él
aprendí mucho; sobre todo, durante los últimos cinco años de su vida en los que
estuve de gira con él”. El público supo mostrar su respeto y cariño hacia los
Monk, que regresó a su batería para atacar dos nuevas composiciones; una del
repertorio de su padre, “Evidence”, y “Sierra”. Los que denomino cariñosamente
aficionados “pata negra” mostraban su inequívoca satisfacción ante el homenaje
que se estaba llevando a cabo, al que fuera denominado el “Gran Sacerdote” del
bop; etiqueta que siempre rechazó porque Thelonius Monk sólo quería que se
hablara de su música y tocar, sobre todo tocar.
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El saxofonista tenor Willie Williams. |
De nuevo, otra pieza del repertorio del
pianista, “Rhythm-A-Ning”, que el sexteto abordó de manera correcta, con solos
de los saxofonistas Williams y Higgins e incursiones acertadas de un Theo Hill
al piano, que parecía tener una especie de muelle en su trasero porque no
paraba de dar pequeños saltos en su banqueta mientras tocaba. Era el más claro
exponente de un sexteto de jazz al uso, de los que puedes encontrarte en
cualquier club neoyorkino. Y fue entonces cuando Monk III soltó aquellas
palabras que nos preparaban a la aparición en escena de Nnenna Freelon: “Con
Nnenna se van a enamorar y les gustará mucho”, enfatizó el baterista.
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Nnenna Freelon apareció en el escenario y nos conquistó. |
Y apareció ella, con vestido ceñido,
estampado de flores y corte de estilo años 40 y 50. Figura delgada y
estilizada, con pequeños recogidos en su cabello que conformaban una figura
geométrica perfecta. Llenó el escenario del auditorio, que la recibió con un
gran aplauso al que correspondió con una reverencia, mientras sonaban las
primeras notas de “In Walked Bud”.
¡Qué manera de interpretar, de dar réplicas como si de otro instrumento más se
tratara! Es toda una Dama del Jazz, que ha ganado con el paso de los años en
calidad, aunque esos años apenas se noten en su físico. La entrega del público
fue inmediata nada más acabar la canción. Gran ovación del respetable y
correspondencia de Nnenna Freelon y el sexteto. Ahí se daba una conexión
absoluta entre unos y otros. Y nada hay más placentero para ambos. Por ello, el
concierto estaba resultando una comunión bendecida desde las estrellas por el
propio Thelonius Monk.
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Patience Higgins realizó varios solos con su saxo alto. |
Las notas de “Nature Boy” hicieron unos compases de entrada, antes de que la voz
de Nnenna Freelon volviese a envolvernos con su suavidad. Su voz cantaba
estos versos: “There was a boy / A very strange,
enchanted boy / They say he wandered very far, / Very far, / Over land and
sea”. (“Había una vez un chico / Un muy raro, encantador chico / Dicen que
anduvo muy lejos, muy lejos / Sobre tierra y mar”), mientras esa música
cadenciosa de la pieza sonaba de fondo interpretada por el sexteto. Esa voz…
Esa voz nos llegaba, nos enganchaba y elevaba al tiempo hacia el cielo. Los
aplausos del personal puesto en pié dejaban muy clara la admiración del
público, hacia Freelon y el sexteto que lidera T.S. Monk III. Porque él no era
Junior; Junior era su padre, según aclaró.
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Beldon Bullock fue un pilar rítmico del sexteto que lidera T.S. Monk. |
Uno piensa que los
momentos de la vida que merecen ser vividos son como éste que nos estaban proporcionando estos siete músicos. Y aún faltaban algunas más, como “Skylard”,
que dejó sonar su música en la noche veraniega, con las brisas marinas a
nuestro lado y escuchando cantar una de las letras de Johnny Mercer que reza: “And in your lonely flight / Haven't you heard the music in the
night? / Wonderful music / Faint as a
will o' the wisp / Crazy as a loon / Sad as a gypsty serenading the moon” (“Y en tu vuelo solitario/ ¿No has escuchado la música en la noche? /
Música maravillosa / Desmayarse como un testamento / Loco como un bribón /
Triste como un gitano cantando a la luna”). ¡Qué placer tan intenso el poder
disfrutar de una actuación tan maravillosa!
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Nnenna Freelon canta "Skylard", acompañada por el contrabajista Bullock. |
Monk
regresó al micrófono para volver a tener palabras para su padre, porque parecía
muy empeñado en dejar nítidas varias ideas equivocadas que sobre su figura han
dejado otros. T.S. Monk III indicó que “mucha gente opinaba que mi padre estaba
loco. Y eso es que no lo entendían ni comprendían su música”. Aquí habrá que
recordar que, tal vez, desesperado por esa incomprensión continúa a la que
estuvo siempre sometido (el propio Miles Davis no consentía sus tempos, su
manera de interpretar sin respeto, en ocasiones, por los silencios) le hicieron abandonar hacia 1972 hasta su fallecimiento
diez años después. El hijo de este gran icono del jazz también se refirió a
otra creación de su padre, “Round Midnight”, como “una de las más importantes
del jazz jamás escritas”. Y explicó que esa noche la tocarían de manera
diferente, para adaptarla a Nnenna Freelon.
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T. S. Monk III en otro momento del concierto. |
El
auditorio aplaudió, de nuevo con respeto, antes de que la melodía base completa
sonara en instrumental. Entonces apareció en escena Nnenna Freelon y
fue desgranando la letra de esta balada irrepetible, que se convirtió en un
imprescindible de la Historia del Jazz. Freelon evolucionaba de una manera que
me recordaba la figura de Billie Holiday, tan estilizada y con ese vestido a la
usanza de la malograda “Lady Sing The Blues”. Aunque posee su personalidad, la
noche del pasado 15 de Julio en el XX Jazz San Javier, Nnenna Freelon me hacía
recordar la imagen tantas veces contemplada en fotografías y escasas
filmaciones a Billie Holiday. Fue un colofón definitivo que nos hizo
deshacernos de cualquier maleficio o prejuicio que pudiésemos tener. El
auditorio insistía en un bis, pero solamente T.S. Monk apareció de nuevo en el
escenario para saludar y volver a retirarse. Dicen que cuando las cosas son
buenas y breves, mejor dejarlas como están. Y este concierto ofrecido por el
hijo del gran pianista venerado por todos, con la suma de una Dama del género
como Nnenna Freelon, resultó muy bueno. Por eso, el público de San Javier
comprendió y aceptó ese nuevo saludo. Ninguno de los que allí estuvimos
olvidaremos esta noche.
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El sexteto de T. S. Monk con Nnenna Freelon. |
La
segunda parte de esta jornada del sábado 15 de Julio, se dedicaba al
cincuentenario de la primera grabación que llevaron a cabo Francis Albert
Sinatra y Antonio Carlos Jobim. El concierto de la efemérides corría a cargo
del guitarrista y cantante, John Pizzarelli, y el pianista, cantante y nieto de
Antonio Carlos, Daniel Jobim. Junto a ellos, el concurso de Helio Alves al
piano; David Carn, contrabajo, y el baterista Duduca da Fonseca. Con esta
formación, Pizzarelli y Jobim nos dejarían un concierto correcto aunque algo
plano; tal vez, porque estamos acostumbrados a contemplar a un John Pizzarelli
más activo y animado de lo que estuvo en esta ocasión. No es que estuviera mal,
pero no fue el Pizzarelli de otras visitas anteriores. Aún así, la actuación fue bien acogida por un
auditorio predispuesto a escuchar un homenaje, sobre todo, al compositor de
tantas canciones exitosas durante los años 60 del pasado siglo XX, que fueron
rápidamente incorporadas al mundo del jazz por los músicos norteamericanos.
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John Pizzarelli, Daniel Jobim y el trío que les acompañó, en este 50 aniversario de la grabación del disco "Francis Albert Sinatra y Antonio Carlos Jobim". |
“Bambles, Bangles & Beads” fue la primera
pieza que sonó en este concierto-efemérides (como lo fue en aquel primer álbum
conjunto), al que también se iban a sumar temas del Songbook norteamericano
arreglados para los terrenos del bossa nova. Después, Pizzarelli y Daniel Jobim
atacaban “Agua de Beber”, “Meditation/Corcovado” fusionadas en una sola, y “One
Note Samba” que despierta el entusiasmo del público y arranca los primeros
aplausos de la noche. Tanto John Pizzarelli como Daniel Jobim se muestran
sonrientes y acomodados en el escenario. Pero el trío que les acompaña revela,
de vez en cuando, algunas indecisiones o un no saber exactamente qué pieza
vamos a interpretar a continuación. Pizzarelli parecía ir trastocando el orden
pre establecido en el listado, lo que provocaba esas incertidumbres, sobre
todo, de Duduca da Fonseca y Helio Alves. Pero apenas si se notaron, aunque
muchos nos dimos cuenta de algunos breves parones, en un momento dado, de estos
músicos.
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John Pizzarelli utilizó bastante la guitarra española para esta ocasión. |
El concierto se asemejó bastante
a aquellas sesiones de grabación en el sello Reprise, en Los Ángeles, allá por
el año 1967, cuando Sinatra propuso a Jobim grabar un disco juntos y el carioca
viajó a los Estados Unidos para tal fin. Hubo varios escollos que salvar, como
que el arreglista fuese el propuesto por Jobim, Claus Ogerman. O que el batería para la
grabación no fuese norteamericano sino brasileño, ya que el nuevo ritmo carioca
no acaba de ser absorbido por los bateristas estadounidenses. Pues detalles así
parecían reproducirse en este concierto de ambos músicos en Jazz San Javier.
Pero bueno, como se suele indicar “la sangre no llegó al río”. Esto es, que
apenas se notó aunque muchos de nosotros sí lo advertimos. En general, el
concierto se iba desarrollando bien ya que el pianista y el batería eran
brasileños y ahí, el ritmo del bossa nova estaba salvado. Además –y para ser
justos-, John Pizzarelli es un gran amante de la música carioca y lleva años
viajando al país sudamericano para beber directamente de las fuentes genuinas,
como demostró a lo largo del concierto interpretando con la guitarra, tanto
española como eléctrica.
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Daniel Jobim, que tiene un parecido asombroso con su abuelo. |
Nueva incursión en estándares norteamericanos como “Useless Landscape/ Change Partners”, ésta última incluida también
en aquel disco del 67, o “Fly Me To The Moon” que tan magistralmente interpretó
Frank Sinatra a lo largo de su trayectoria. Después llegarían “Antoine’s Song”,
una creación de Michael Franks que Pizzarelli incorporó a este concierto ya que
fue creada en honor al compositor y pianista brasileño. Los siguientes dos
temas fueron interpretados por Daniel Jobim al piano, mientras Helio Alves
sacaba una foto del auditorio en las primeras notas de “Two Kites”, a la que
seguiría “Bonita”, una composición que Antonio Carlos Jobim incorporó al
segundo intento de publicar disco llamado “Sinatra-Jobim” y que apenas vio la
luz por unas horas ya que el propio Sinatra se dio cuenta de que no funcionaba
como debía y ordenó retirar las cintas del mercado, siendo publicadas muchos
años después algunas de las canciones grabadas en 1969 y ya, al completo,
incluidas las que se habían desechado tras la grabación, en un formato de cd
que recogía todas las grabaciones de Sinatra para el sello Reprise.
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El pianista brasileño Helio Alves. |
Una vez recompuesto el trío que
acompañaba a Pizzarelli y Jobim, el concierto retomó su estado natural y
continuaron desgranando aquella primera grabación de estos dos iconos de la
música universal, a través de canciones como “Concentrate/ Wave” (observarán
que hubo varias piezas fusionadas), “She’s So Sensitive”, “So Danço Samba”,
“Aguas de Marzo” y, cómo no, la inmortal “Chica de Ipanema” que Jobim compuso
una tarde que estaba con su amigo Vinicius de Moraes tomando un whisky y vieron
pasar esa figura dorada por los rayos del Sol, que se balanceaba dulcemente
camino del mar.
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Momento en el que Alves deja el piano a Daniel Jobim. |
El punto final llegó con “Canto
Casual”, que puso el colofón a un concierto, repito, correcto pero menos
animado que en visitas anteriores de John Pizzarelli, acompañado en esta
ocasión por el nieto de Antonio Carlos Jobim, Daniel, para celebrar el 50
aniversario de la grabación que Jobim realizó junto a Frank Sinatra. En ese
punto, el director de Jazz San Javier, Alberto Nieto, apareció en el escenario
para reclamar la presencia del Alcalde de la población, José Miguel Luengo, y
de su concejal de Cultura, David Martínez, quienes hicieron entrega a
Pizzarelli del Premio del Festival a Toda una Vida, que se concede cada año a
un músico. Pizzarelli, visiblemente emocionado, agradeció esta distinción
manifestando que venir a San Javier es como hacerlo a tu propia casa. E
inmediatamente solicitó a Nieto si había tiempo para hacer un bossa más, a lo
que tanto Nieto como el mismo público contestaron que sí.
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John Pizzarelli enseñando el Premio del Festival al público. A su derecha, el director del festival Alberto Nieto y el Alcalde de San Javier, a su izquierda, José Miguel Luengo. |
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El gran baterista brasileño, afincado en Nueva York, Duduca da Fonseca. |
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David Carn al contrabajo. |
El grupo regresó de inmediato al
escenario y Pizzarelli comenzó a tocar las primeras notas de una composición de
Toninho
Horta titulada “Aquelas Coisas Todas”, con la que
colocaba el punto y final a un concierto que gustó pero al que faltó emoción, a
tenor de los comentarios que el público hacía a su término. En resumen, noche
para recordar a dos grandes nombres de la música, con dispares resultados.
Todos guardaremos un imborrable recuerdo del concierto dedicado a Thelonius
Monk, a cargo del sexteto que lidera su hijo Monk III y Nnenna Freelon. Como
también guardamos el recuerdo imperecedero de Antonio Carlos Jobim, aunque el
concierto ofrecido por John Pizzarelli y el nieto del músico brasileño, Daniel
Jobim, no resultó tan animado como se preveía y, consecuentemente, el recuerdo
de esa noche puede que no quede marcado a fuego como el de la primera parte. No
obstante, bien está lo que bien acaba y éste, lo hizo. La siguiente cita es el
martes 18 en la Explada Barnuevo, en Santiago de la Ribera, con el segundo de
los cuatro conciertos que se han programado fuera del recinto oficial del
festival y entrada libre. Se trata del grupo de músicos murcianos y alicantinos
que, desde Murcia, proyectan el swing hacia todos los lugares donde son
requeridos. Zoot Suiters ya son un referente en el jazz de la zona y por ello,
el XX Jazz San Javier ha querido contar con su concurso en lo que, a buen
seguro, será una noche de auténtica fiesta y ritmo para todos los vecinos y
veraneantes (que son numerosos) del Mar Menor.
Las fotografías de este artículo son obra de Goio Villanueva. Si pinchas en el nombre podrás visitar su página web y sus blogs.
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Así finalizó John Pizzarelli este concierto conmemorativo. |
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