miércoles, 18 de octubre de 2017

LUCRECIA, ¡CÓMO TE AMAMOS!

La cantante cubana afincada en España regresó a Jazz San Javier para cantar su amor por el continente americano. 

Lucrecia regresaba, por tercera vez, a Jazz San Javier.
Si hubiera que hacer un resumen breve de lo que han significado en la XX edición de Jazz San Javier sus conciertos en la calle, la definición sería la de éxito arrollador. Estas actuaciones fuera del marco habitual del festival marmenorense siempre fueron bien acogidas por los aficionados y público en general, que vive o pasa sus veranos en San Javier, Santiago de la Ribera o La Manga del Mar Menor. Y en muchas ocasiones, el público lo constituyen esas personas que, de manera habitual, no acuden todas las noches o muy pocas al auditorio del Parque Almansa. Pero dejan patente que estos conciertos de jazz en las calles o plazas de estas poblaciones ribereñas son del gusto de una inmensa mayoría de todas las edades. 

El percusionista alemán Nils Fischer.
En los que hemos visto en esta ocasión (Funkystep & The Sey Sisters, en plaza del ayuntamiento; Zoot Suiters, en explanada Barnuevo de La Ribera; o Sammy Miller & The Congregation, en el Puerto Deportivo de La Manga), el público ha abarrotado y disfrutado con ellos de manera sobresaliente. Y el último de la serie, no podía ser menos. Su protagonista ya había conquistado en sus dos anteriores visitas a Jazz San Javier al auditorio del Parque Almansa, que cada noche se da cita en ese marco singular para dejar escapar libremente sus sentidos y que éstos capten el máximo de buenas y placenteras sensaciones proporcionadas por la música. En esta su tercera visita, la cantante, pianista y compositora cubana afincada en España, Lucrecia, no defraudó a su público aunque éste, repito, no fuera el habitual de la sede oficial de Jazz San Javier. Faltó explanada Barnuevo para albergar al personal que acudió a ver y escuchar a Lucrecia. La cantante cubana estaba arropada por sus paisanos, el pianista Ramón Valle y Yelsi Heredia en el contrabajo, además del percusionista alemán Nils Fischer. En esta ocasión, nos presentaba su espectáculo “América, cómo te adoro” conformado por una selección de canciones hispanoamericanas –la mayoría de ellas cubanas- que atraparon de inmediato al gran público.

Yelsin Heredia es un maestro del contrabajo.
Una selección que comenzó por el viejo bolero del cubano Eusebio Martín titulado “¿Y tú qué has hecho?”, que situó de inmediato los siguientes 90 minutos que Lucrecia y sus compañeros nos iban a regalar. Una vez bien ubicados, la cantante cubana desplegó su paraguas multicolor inundando -valga la expresión cuando el concierto se desarrollaba a la misma orilla del Mar Menor- toda la explanada y calles adyacentes de su magisterio vocal, al que arropaba con la misma sapiencia sus compañeros de viaje. Así, el repertorio fue dejándonos sabores y ritmos de otros tiempos, por los que parece no transcurrir el tiempo. Piezas puestas al día como “El breve espacio en que no estás” y “Para vivir”, ambas de Pablo Milanés; “Requiem”, de Silvio Rodríguez o “Siboney”, de Ernesto Lecuona, que conformaron el primer cuarto de concierto de una Lucrecia que tenía a más de dos mil almas pendientes de sus cantos y explicaciones.

Ramón Valle es uno de los más destacados pianistas cubanos en estos momentos, afincado en Amsterdam.
Una pieza titulada “Cinco Hermanas”, compuesta e interpretada al piano por Ramón Valle, dejó otra muestra del alto nivel de los músicos que suelen acompañar a la cantante que ha sido considerada por muchos, como la sucesora de la recordada Celia Cruz. Tras cambiarse de vestido, Lucrecia regresó al escenario para continuar dejándonos esas joyas de antaño que ha revisado y que forman parte de este proyecto titulado “América, cómo te adoro”, que interpretó de inmediato. Luego, el listado seguía con “Latinoamérica”, un trocito de “Hércules” ante la insistencia del público más joven y que Lucrecia creó para la serie de TVE de Los Lunnis; “Qué te pedí”, un bolerazo de otra gran voz que ya nos dejó hace mucho llamada La Lupe; “Ceniza”, otro bolero de Wello Rivas dedicado a la no menos grandiosa Toña La Negra; “Mamá, las lágrimas se me salen”, para culminar con “Yemayá”, un canto dedicado a la Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba, con el que hizo subir al escenario al director de Jazz San Javier, Alberto Nieto, y hacerle participar de esa fiesta cubana que Lucrecia y sus compañeros de escenario habían desarrollado en esta su tercera visita al festival. 

Lucrecia está considerada por muchos como la sucesora de Celia Cruz.

El público no cesaba de vitorearlos y aplaudir sin descanso, para que siguieran un poco más. Y Lucrecia, que se deja querer fácilmente por el respetable, regresó al escenario para comenzar en el piano “Véte de mí”, incorporándose tras la primera estrofa Ramón Valle, Yelsy Heredia y Nils Fischer que arrancaron nuevos aplausos de ese público entregado sin reservas a este cuarteto que lidera la cubana Lucrecia.

Ramón Valle incorporándose al piano en "Véte de mí".
Y el broche de oro lo puso “Dos gardenias”, el bolero que compuso hace muchísimos años Isolina Carrillo, profesora de canto de Lucrecia, y con el que quiso tener un nítido recuerdo para quien le puso en el mejor camino de la interpretación vocal.

"Dos gardenias" puso el broche a un concierto excepcional.
En suma, una fiesta por todo lo alto bañada por las aguas del Mar Menor a cuya orilla, en la explanada Barnuevo de Santiago de la Ribera, la cantante cubana Lucrecia y sus compañeros de viaje musical nos regalaron una selección de las mejores canciones y boleros del continente hispanoamericano. Niños, jóvenes, personas de mediana edad y nuestros mayores aplaudían y veneraban al cuarteto gritando muchos de ellos “Lucrecia, ¡Cómo te amamos!”. 

Las fotografías son de Goio Villanueva. Pinchando en el nombre puedes visitar su web.


El director de Jazz San Javier y el cuarteto, saludando. Tras ellos, se aprecia la cantidad de público que arropó a Lucrecia.

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