viernes, 7 de julio de 2017

LAS ESTRELLAS TAMBIÉN BRILLAN EN JAZZ SAN JAVIER


El cantante Allan Harris cautivó a un auditorio entusiasmado con su voz. El tándem Lee Ritenour y Dave Grusin pusieron las notas festivas en una noche que tuvo una visita inesperada: La lluvia.

Allan Harris y su trío, durante su primer concierto en San Javier.

El XX Jazz San Javier nos había preparado para la tercera jornada dos conciertos de grandes maestros del género, pero en diferentes especialidades. Los estándares vocales a cargo de uno de los más importantes cantantes que posee el jazz actual: Allan Harris. Todo un descubrimiento para muchos de los aficionados que se daban cita en el auditorio del Parque Almansa, a los que Harris cautivó con su magnífica voz que se vio muy bien arropada por el trío que lo acompaña. Después, el regreso de un tándem que siempre han hecho las delicias del público poniendo, de una manera clara y natural, el ambiente festivo con su fusión de estilos que nos trasladan a cotas de interpretación y ejecución difíciles de superar. Nos referimos al guitarrista Lee Ritenour –considerado uno de los mejores del género- y al pianista, teclista y compositor Dave Grusin (ganador de varios Oscar por sus bandas sonoras para películas, entre otros galardones). Durante su concierto, la lluvia se convirtió en la protagonista por unos minutos aunque no interrumpieron su actuación. Ahora les cuento.

El cantante neoyorkino Allan Harris interpretando una de las canciones de su repertorio.
La primera parte de esta tercera jornada en el XX Jazz San Javier estaba protagonizada por un cantante proveniente de Brooklyn, aunque muchos lo han considerado como un valor de Harlem. Nos referimos a Allan Harris que aunque nacido en 1956 su, digamos, boom se produjo en las década de los 90 del pasado siglo XX. Harris es conocido por sus composiciones, producciones y su magnífica voz que utiliza para interpretar, sobre todo, temas muy conocidos del jazz. Bueno, del jazz o cualquier estilo al que Harris le vea posibilidades de impregnar un aire nuevo, distinto. Algunos lo comparan como el resultado de mezclar a Sinatra con Nat King Cole y Tony Bennett; éste último dice de él que “es su cantante favorito”. Bueno, ya sabemos que los norteamericanos son muy dados a colocar etiquetas a casi todo. Pero lo cierto, después de escucharle en directo, es que posee una voz envidiable para cantar jazz o lo que le echen. Allan Harris es pulcro en sus interpretaciones y puestas en escena. Para abrir su primera actuación en Jazz San Javier eligió un clásico que ha sido versionado en muchas ocasiones: “Fly Me To The Moon”.

Pascal La Boeuf buscaba los sonidos del piano y órgano.
Tras este estándar que muchos hemos escuchado a Frank Sinatra, Allan Harris saludó y continuó con dos piezas más que ampliaron para el público los conocimientos que del cantante deseaban comprobar. “Can’t Live My Life Without You” y “Mothers Love” que dejó un regusto en el auditorio, situándonos en esos grandes conciertos en los que se despliegan los temas del Libro del Jazz norteamericano que alimentan, en tantas ocasiones, nuestras almas. Los asistentes ovacionaban a Harris y su trío conformado por el pianista Pascal Le Boeuf; el contrabajista canario, afincado en Nueva York, Paco Perera, y la baterista (sencillamente magnífica, delicada y de muy buena ejecución), Shirazette Tinnin.

La baterista y percusionista Shirazette Tinnin atenta a las evoluciones de Harris.
Allan Harris tenía el control del concierto en todo momento y fue dosificando esas canciones por una mayoría conocidas, para ir creando un buen y estable clímax musical como demostró con “Miami”. Después de un tema sosegado otro más rítmico en el que el órgano cobró protagonismo: “Up From The Skies”. El resultado era el que Allan Harris deseaba y no era otro que el atrapar a ese auditorio con su estilo, repertorio y músicos para dejar un recuerdo que permanezca en todos y cada una de las personas que escuchábamos su actuación.

El contrabajista canario afincado en Nueva York, Paco Perera, que lleva un año en la formación que acompaña al cantante de Brooklyn.
La verdad es que uno agradece el poder presenciar, aunque sólo sea de vez en cuando, este tipo de conciertos que te dejan como nuevo. El cantante de Brooklyn lo debe detectar y por ello, sus repertorios son equilibrados para conseguir esa sensación. Por ello, Harris prosiguió con “Doralice” (una pieza más sosegada de Joao Gilberto) y continuar con “Blues Was Angry”, que interpretó acompañándose de la guitarra acústica y en la que, de nuevo, el órgano puso el ambiente preciso de ese blues. Y es que este trío funcionaba a la perfección sonando compacto y bien definido.

Allan Harris acompañándose de su acústica en ese blues.
En la recta final de su primer concierto en Jazz San Javier, Allan Harris nos obsequió con otra oleada de temas como “My Funny Valentine”, “Any Major Dude”, “I remember You” y “Black Coffee Blues”, antes de “Nature boy” con el que daba por finalizada su participación en el XX Jazz San Javier. El público, puesto en pié, le ovacionaba y reconocía su valía que el músico y sus compañeros agradecieron. Pero, como de costumbre, ya se sabe que el auditorio pidió más y Harris y su trío regresaron al escenario para regalar una pieza más de Elton John, “Take me to the pilot”, con la que, ahora sí, daban por concluida su actuación en esta edición del festival marmenorense. No nos importaría volver a escucharle en próximas ediciones, porque Allan Harris ha quedado ya entre uno de los favoritos del público. Una recomendación: No pierdan sus próximos discos, porque seguro que continuamos llevándonos sorpresas.

También con el cajón flamenco acompañó Shirazette Tinninn.
La segunda parte fue diferente en cuanto a los matices y maneras de abordar el jazz. Porque estamos refiriéndonos a dos grandes y pioneros de la fusión: El guitarrista californiano Lee Ritenour, y el compositor y pianista Dave Grusin. Junto a ellos, una sección rítmica que en esta nueva visita de los dos primeros a Jazz San Javier, se mostraron inspirados, rítmicos y felices en el escenario. Nos referimos al contrabajista Tom Kennedy (también utilizó el bajo eléctrico de cinco cuerdas) y el joven baterista, hijo de Lee, Wesley Ritenour.  

El guitarrista californiano Lee Ritenour regresó a San Javier por cuarta ocasión.
Para abrir el concierto de esta XX edición, “The Village”, pieza que daba paso a toda una selección de sus abultadas creaciones a lo largo de más de 40 años de trayectoria musical, muchas de las cuales ha grabado junto a Dave Grusin (hay testimonios video gráficos de lo que les indico). El cuarteto se instalaba sobre el escenario al igual que en anteriores visitas. Dave Grusin a la izquierda del espectador con su gran cola y a su derecha, los dos teclados con los que crea ambientes más progresistas. Casi junto a él, más hacia el centro del escenario, Lee Ritenour y sus guitarras (una a cada lado). Un poco más allá e igualmente centrado, Tom Kennedy y su contrabajo con el bajo de cinco cuerdas eléctrico dispuesto para entrar en acción. Y a la derecha del todo mirando hacia ellos tres, Wesley Ritenour con su batería a la que incorporaba dos cajas, para lograr dos sonidos diferentes en la pegada.

El cuarteto al completo durante su actuación.
Así las cosas, el público mantenía su expectación sobre el cuarteto ya que eran conocedores de que en la próxima hora y media iban a disfrutar y mucho. El cuarteto atacó una creación de Jobim –que también grabó Santana en su “Caravanserai”- titulada “Stone Flowers”, para continuar por ese sendero carioca que nos legó Antonio Carlos Jobim y dejar sonar “Chovendo na Roseira”. Ritenour conoce bien al auditorio de Jazz San Javier y es consciente de que la música brasileña gusta, como también el blues y otras derivaciones que se han incluido en los terrenos del jazz.

Tom Kennedy disfrutó de la actuación dejando muestra de su dominio con el contrabajo y el bajo eléctrico de cinco cuerdas.
Pero si de alguien es un fiel seguidor el guitarrista californiano ese es el recordado Wes Montgomery, al que le ha dedicado un tiempo extenso en su dilatada trayectoria. Para demostrarlo, Ritenour, Grousin y la sección rítmica atacaron “Wes Bond” y “4 on 6”, en las que Tom Kennedy –que ya había dejado una primera carta de su maestría al contrabajo- volvió a las andadas con el eléctrico de cinco cuerdas. Y Mientras tanto, la lluvia nos visitaba inesperadamente por espacio de diez minutos. Los técnicos tuvieron que emplearse en tapar con plásticos los amplificadores y monitores para evitar el agua, pero los músicos ni se inmutaron. Bien es verdad que no llovió de manera copiosa, aunque sí molestosa. Al finalizar estos temas, Dave Grusin tomó el micrófono e indicó que “la lluvia es buena”, ante la carcajada general del público, y anunció otra pieza más de Jobim, Chico Buarque y Vinicius de Moraes: “Ohla María”.

El gran Dave Grusin tocando los teclados, con los que creaba atmósferas musicales muy avanzadas.
La fiesta ya hacía rato que se celebraba desde el escenario del auditorio Parque Almansa desplegándose por todo su aforo. Si mirabas podías ver rostros de alegría, satisfacción y ganas de continuar disfrutando. Y el cuarteto, lejos de arrugarse, se lanzó con otra serie de aldabonazos musicales como “A Littel Bit Of This And A Littel Bit Of That” (un rato de protagonismo para Wesley Ritenour) y finalizar con “Wild Rice”. Todo el auditorio se puso en pié aclamando a estos dos grandes del género, que no defraudaron aunque por lo escuchado en visitas anteriores, sí podían haber reformado un poco el repertorio ya que la discografía de ambos es muy extensa. No obstante, no se les puede reprochar nada; antes al contrario, el agradecimiento de un público entregado y fiel que solicitaba una más de estos músicos pulcros y perfeccionistas donde los haya.

Wesley Ritenour atento a las evoluciones del concierto para el que, como se puede apreciar, utilizó dos cajas diferentes buscando sonidos distintos.
“Río Funk”, un clásico de los conciertos de Lee Ritenour, puso ese broche final a un concierto impecable. En resumen, la noche de las grandes estrellas que supieron brillar, y de qué manera, en el XX Jazz San Javier con luz propia e intensa. Este viernes 7 de Julio, nos visitan otros grandes nombres. El primero considerado como el sucesor de Antonio Carlos Jobim: Nos referimos al pianista, compositor y cantante brasileño Ivan Lins. En la segunda parte, un trio español que hace furor en los terrenos del blues: Mingo Balaguer, Francisco Simón y Lluis Coloma, con invitación a la cantante Tia Carroll. Otra noche, a priori, de muy buenas sensaciones y espectáculo. Ojalá que la lluvia o las tormentas anunciadas, no nos fastidien la fiesta. Se lo contaré.

Las fotografías son obra de Goio Villanueva. Pinchando en el nombre puedes visitar su web.

Tom Kennedy indicando al auditorio que no ocurría nada porque lloviera. Simpático hasta el final.


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