miércoles, 5 de julio de 2017

LA EXQUISITEZ Y EL ALMA DE DOS NUEVOS VALORES CONQUISTAN AL PÚBLICO DE SAN JAVIER


Charenée Wade es la exquisitez vocal de los nuevos valores del jazz.
El jazz es una música que a lo largo de dos siglos ha ido recogiendo muy diversas corrientes o tendencias, que la han enriquecido como género musical. El pasado sábado, 1 de Julio, se esperaba una noche para disfrutar de dos partes de este amplio campo con dos artistas de las últimas hornadas. La cantante Charenée Wade y el trompetista, cantante, bailarín y actor (y es joven aún, como para intentarlo en más especialidades) de Nueva Orleans, Chantz Powell. Dos estilos con matices diferentes que confluyen en este género musical amplio. Lo van a entender de inmediato. Les cuento.


La segunda jornada del XX Jazz San Javier estaba diseñada para auténticos aficionados a esta música, en el concepto más tradicional por la que se le conoce. La primera parte estaba protagonizada por la cantante Charenée Wade que, además, es una reputada profesora de esta especialidad vocal en los Estados Unidos. La organización del festival la presentaba como un gran talento a descubrir y no le faltó razón. Wade desplegó su gran potencial técnico e interpretativo, tras “Invitation”; el tema instrumental del trío que la acompaña en esta gira conformado por el pianista neoyorkino de origen cubano, Oscar Pérez; el contrabajista Paul Beaundry y el baterista Marc Ayza Deu. Es, además, la formación clásica con la que las grandes cantantes de jazz siempre han actuado y logrado sus éxitos destacados. Como les indicaba, ese potencial que atesora Charenée Wade se desplegó desde el primer tema titulado “I Thing I’ll Call It Morning”, con el que esta voz llegada desde Brooklyn captó la atención del respetable, que se mostraba muy atento al desarrollo de su interpretación.

Óscar Pérez es el pianista habitual que acompaña a Charenée Wade.

Entonces sonaron las primeras notas de “Offering”, que también forma parte, como los anteriores y todo el repertorio dejado en esta su primera actuación en San Javier, de su segundo disco en el mercado, “Offering: The Music Of Gil Scott-Heron & Brian Jackson”, ambos compositores de temas espectaculares que nunca estuvieron a salvo de críticas cruentas, al ser considerado Scott-Heron un poeta maldito. Pero Charenée Wade ha sabido impregnarlos de su personalidad ocultando, con su magisterio a pesar de su juventud, cualquier atisbo de maldición habida en el pasado y siendo su plataforma musical de fondo para presentar a su trío.

El contrabajista Paul Beaudry.

Tras percatarse Charenée de que éste era un auditorio con el que se podía interactuar, les propuso que hicieran unas mínimas pruebas con palmas y voces. Ni que decir tiene que a este público no se le puede “tocar las palmas” porque se arranca. Y con Wade lo hizo de inmediato, mostrándose la cantante neoyorkina feliz por ello. El trío musical arropaba a la cantante, en un ensamblaje perfecto que daba un resultado arrollador para todo el auditorio del Parque Almansa. Tanto es así, que éste se incrementó cuando llegaron otras piezas como “Home Is Where The Hatred Is” en el que, como he indicado, había partes de acompañamiento para el auditorio, que a esas alturas ya estaba entregado a lo que Charenée Wade indicara.

Marc Ayza Deu mantuvo un ritmo seguro y constante.
Una larga introducción del baterista golpeando con las mazas los toms y platos sirvieron para abordar “Song Of The Wind”, que significó el toque definitivo para que aquellos que aún no estaban totalmente convencidos de las capacidades de Charenée Wade se rindieran a su grandiosidad vocal. Wade posee una técnica perfecta que siempre utiliza cuando interpreta con su voz y eso se nota rápidamente, al captar los matices que imprime a sus ejecuciones. Como continuó haciéndolo en “Essex”, tal vez una de las piezas más difíciles de entender para el aficionado, y regresar con “The Vulture” a solicitar la complicidad del público en un fin de fiesta pletórico  que dejaba, sin duda, un regusto musical entre los asistentes de difícil olvido.


Otro de los momentos del excelente concierto de Charenée Wade.
Puestos en pié y ovacionándola sin cesar, las palmas a compás pedían con insistencia un bis, que Charenée Wade otorgó rápidamente, tras dar las gracias al respetable por su comportamiento y acogida. Así que el piano dejó sonar los primeros compases de una creación de Leon Thomas titulada “The creator has a master plan”, que apuntaló ese buen sabor que Wade y su trío dejaban en el auditorio del Parque Almansa en su primera visita al festival. Ya se habla y muy bien, por cierto, de esta cantante neoyorquina. Estén atentos a sus evoluciones, porque Charenée Wade se convertirá en poco tiempo en uno de los relevos de las grandes damas del jazz. Al tiempo.

El cuarteto que lidera Charenée Wade provenientes de Nueva York.

La segunda parte de esta también segunda jornada del XX Jazz San Javier estaba protagonizada por el trompetista, cantante, bailarín y actor Chantz Powell al que acompañaban la Meets Shakin’ All conformada por músicos de Barcelona, como son July Aymi, clarinete y cantante; Aberto Pérez, trompeta; Dani Alonso, trombón de varas; Xavi Figuerola, saxo tenor; Gerard Nieto, piano y Hammond; Queralt Camps, contrabajo; y el baterista Martí Elias. Este septeto inició el concierto con dos piezas que mostraban, sin lugar a equívocos, los caminos musicales por los que iba a transcurrir la actuación. Piezas como “Rockin’ In Rhythm” y “Oob, Shoo Bee Doo Be”, para la que Xavi Figuerola pidió la colaboración coral del auditorio, fijaron la entrada en escena del norteamericano Chantz Powell, con las primeras notas de “Let The Good Times Roll”, cantando, dejando los primeros pasos de claqué y los primeros toques con su trompeta mientras jugueteaba con el pié del micrófono cuya base redonda, le proporcionaba el que fuera de una lado para otro.


La sección de viento de la Meets Shakin' All.

Estallido general de las gradas, que comprobaban que estaban ante un auténtico show al más puro estilo Nueva Orleans. La noche prometía y en grandes dosis. Tras dar las buenas noches, Powell marcó la entrada para “It Don’t Mean a Thing”, uno de los clásicos del género compuesto por el recordado Duke Ellington, del que Chantz Powell y sus compañeros de la Meets Shakin’ All sacaron todo el provecho posible, para crear un ambiente festivo y divertido sobre el escenario del Parque Almansa. Powell se mostraba como un showman auténtico, de aquellos que podíamos ver en las filmaciones de los años 30 y 40 del pasado siglo XX, cuando el tiempo de las grandes bandas con sus cantantes y bailarines que acaparaban muchos momentos de expectación y diversión.

El trompetista, cantante y bailarín Chantz Powell, traído exclusivamente por Jazz San Javier para esta edición.
Para atemperar un poco los calores, Powell y sus compañeros de Barcelona abordaron “Mack The Knife” que, como no podía ser de otra manera, fue acogido con una ovación unánime del público. Para continuar con otro clásico del soul: “Don’t Be Afraid Of Love”, que provocó las escapadas al foso del auditorio ya que aquellos ritmos no dejaba a nadie impasible ni quieto en su butaca. Una vez más hay que reconocerle a los organizadores esta iniciativa de traer a España y a Jazz San Javier a este joven músico estadounidense que a los 16 años ya firmó un contrato con el sello discográfico Universal, para grabar su disco “Stories of me” en el que se refleja ese ímpetu artístico de Powell. Probablemente esbocen una sonrisa, si les indico que la banda de Barcelona han ensayado dos días este concierto; el primero de ellos, sin el batería ni Powell. El segundo ya con todos; esto es, un ensayo antes de salir al escenario del Parque Almansa. Pero les puedo asegurar que no se notó nada de esta anécdota curiosa y, a la vez, increíble. Les comento esto, para que se hagan una idea de la calidad que poseen los músicos españoles del siglo XXI.

Gerard Nieto se encargaba del Hammond B3 y del piano.
Anécdotas aparte, Powell y la Meets Shakin’ All prosiguieron con un inmortal “What a Wonderful World”, con la que el intérprete de Nueva Orleans ofreció su homenaje particular al gran “Shachtmo” Louis Armstrong, incluyendo pañuelo en mano y voz desgarradora. Ovación y respeto mostrado por el público, al que Chantz Powell animó con su versión de “Work Song” (La canción del trabajo), continuando con “Birth Of The Blues” y otro viejo tema del soul compuesto en la década de los años 60 del pasado siglo XX, por Stevie Wonder: “Uptight”.

Marti Elías mantuvo un duelo musical con Powell claqueando.

La contrabajista de la Meets Shakin' All, Queralt Camps.
Chantz Powell posee una versatilidad envidiable; tal vez debido a su juventud, pero también a que su naturaleza le ha ofrecido todas esas dotes que sabe utilizar de manera asombrosa y con total facilidad. No se le puede negar que sus conciertos son divertidos, apasionados y rítmicos. Pone todo su ser en ello y los resultados, a tenor de lo presenciado en San Javier, son excelentes y de calidad. Su primer paso por Jazz San Javier, en esta producción del festival, ha dejado una huella imborrable. Su programa acababa con dos piezas del libro americano del soul: “Do Your Thing” y “Everyday I Have The Blues”. El público aplaudía sin cesar, le vitoreaba y le pedía más; unas cuantas canciones más.

Powell en uno de sus bailes que desplegó durante el concierto.
Chantz Powell hubiera tocado unas horas más, pero el festival se alarga dentro de unos horarios límites y sólo dejó espacio para dos bises. El primero una composición del recordado Joe Zawinul titulada “Merçy, merçy, merçy”, que provocó un enconamiento de la fiesta que Powell y los Meets Shakin’ All habían montado desde hacía más de una hora. Sábado en la noche y música rítmica, allí no se movía ni El Tato. Así que no tuvieron otra que atacar “Everyday I Have The Blues”, para un final apoteósico si es que lo anterior no lo había logrado ya. Dios mío, qué fiestón.

Chantz Powell en otro momento de su espectáculo.
 En definitiva, una noche de auténtico jazz y soul con dos de los nuevos valores del género. En la primera parte, la delicadeza, técnica y música más elevada a cargo del cuarteto que lidera la cantante de Brooklyn, Charenée Wade, para trasladarnos después a Nueva Orleans y vivir una auténtica fiesta musical con el trompetista, cantante, bailarín, compositor y actor Chantz Powell y la Meets Shakin’ All integrada por músicos de Barcelona. Agotados pero muy felices de haber vivido estos conciertos, que nos indican nítidamente que el jazz tiene asegurada su continuidad y con una calidad nada envidiable a la de otros tiempos. Este miércoles, 5 de Julio, nos llegan otros dos trallazos más veteranos. La voz de Allan Harris, con estándares del género en la primera parte. Después, el regreso de dos Maestros de la Fusión: el pianista y compositor de bandas sonoras Dave Grusin y uno de los mejores guitarristas del género de todos los tiempos: Lee Ritenour. Noche de Platino, para esta XX edición del Jazz San Javier.

Las fotografías de esta crónica son obra de Goio Villanueva. Si pinchas en el nombre puedes visitar su web.


Chantz Powell y la Meets Shakin' All, de Barcelona.

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